¿Son las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) positivas para los habitantes de la favela, o se trata de una estrategia mediática de cara a la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos?Brasil se prepara para dos de los eventos más importantes a nivel internacional: el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Y para que todo esté en orden antes de esta fecha, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Río de Janeiro se ha propuesto desarticular las cuadrillas de narcotraficantes instaladas en las favelas de Río a través de la inserción de Unidades de Policía Pacificadora, conocidas como UPP.
Precisamente, el pasado domingo, unidades de élite de la Policía Militar, Civil y Federal de Brasil ocuparon la favela Rocinha, la más grande del Estado de Río, que llevaba 30 años dominada por los traficantes de droga. Ahora, el siguiente paso es que una nueva Unidad de Policía Pacificadora se instale en Rocinha a lo largo de esta semana. Y con ésta serán ya 19 unidades las que habrán ocupado las favelas más peligrosas de Río desde que comenzara el proyecto en 2008.
Sin embargo, ¿qué supone para los habitantes de la favela convivir con las Unidades de Policía Pacificadora?
Operación mediática
“La Policía Pacificadora es una política de efecto mediático que en realidad, si profundizas en las cuestiones de violencia en Río de Janeiro, no altera en lo mínimo el escenario de las clases sociales afectadas por la violencia. La relación de esta policía con la violencia es prácticamente nula. Sin embargo, su relación con los medios se ha transformado en un espectáculo”, dice Marcelo Edmundo, defensor de los Derechos Humanos en Río de Janeiro en el Comité Popular de los Afectados por la Copa y las Olimpiadas.
Desde luego, la entrada de los tanques y helicópteros de las fuerzas especiales brasileñas en la Rocinha no ha pasado desapercibida en ningún medio nacional ni internacional. “Claro”, dice Edmundo, “porque esta pacificación se hace para agradar a los medios, para agradar a los nuevos embajadores y para atender un nuevo escenario que sustituya al tráfico de drogas y dé valor al mercado. La Rocinha está muy bien valorada, pero estoy seguro de que ahora lo va a estar aún más”.
Operación de mercado Precisamente, la Rocinha se asienta en el barrio con “el metro cuadrado más caro de Río de Janeiro y del mundo, donde viven muchos millonarios”, por lo que, según Marcelo Edmundo, la pacificación de esta favela tiene que ver más con el mercado que con la inseguridad en la zona.
“Si la Rocinha era algo tan violento, tan peligroso, dominado por bandidos armados que impedían a la población vivir tranquilamente, ¿cómo es posible que al mismo tiempo, al lado, esté un barrio extremamente valorado donde viven personas extremadamente ricas?”, comenta el activista brasileño.
“Las Olimpiadas de Río de Janeiro son un argumento perfecto para hacer intervenciones y entregar ciudades al mercado, a la especulación inmobiliaria y financiera. Ahora se está haciendo una limpieza en las ciudades, principalmente en la zona sur de Río, en las áreas más pobres. Pero no es una limpieza que se esté haciendo a nivel físico ni violento sino a nivel de mercado”, dice Edmundo. Pues “cuando se ocupan estas favelas, inmediatamente entra el servicio público y su regularización, es decir, hay que pagar impuestos para la compañía de agua, de energía, de televisión… y las personas más pobres tendrán que abandonar la Rocinha y emigrar a los suburbios o la periferia, donde ahora se están marchando los traficantes de droga”, dicen desde el Comité de Afectados por la Copa del Mundo y las Olimpiadas.
Un pequeño paso
El representante del departamento brasileño de Amnistía Internacional en Londres, Tim Cahill, ve en las Unidades de Policía Pacificadora un primer paso para erradicar la violencia en las favelas aunque, para Cahill, conseguirlo supone todavía un largo camino.
“Ha sido un proyecto con mucho impacto positivo, aparentemente, porque ha reducido crímenes y violencia en ciertas comunidades, pero hay preocupación por la falta de estudios del impacto sistemático”, dicen desde Amnistía. “Además, aunque es un avance, lo que hay que pensar es en hacer una reforma más profunda de la policía de Río de Janeiro, involucrada en criminalidad, corrupción y violaciones de los derechos humanos. No podemos pensar que un proyecto así de pequeño es una respuesta para los problemas que enfrentan todas las comunidades pobres de Río”, dice Cahill.
Integración en el Estado
Según el activista Marcelo Edmundo, en las favelas donde se ha instaurado las UPP, “el problema de la policía continúa, porque esa policía no fue hecha para proteger a los ciudadanos sino que fue creada para proteger a los ricos contra los pobres”. Por eso, para el Comité Popular de los Afectados por la Copa y las Olimpiadas, las Unidades de Policía Pacificadora no son la solución. Lo que necesitan las favelas de Río es más simple:
“Es fundamental que el Estado vea a la favela como parte de él y no entre en ellas con represión y violencia, sino con servicios como la urbanización de las comunidades, la construcción de viviendas decentes, servicios de salud y de educación. Que el Estado ponga realmente interés en mejorar la vida de la gente pobre, de los trabajadores”, dice Marcelo Edmundo. “Tristemente, creo que aún se tardará mucho en cambiar esta realidad.”
Escuche o descargue el informe:
“Las Olimpiadas de Río de Janeiro son un argumento perfecto para hacer intervenciones y entregar ciudades al mercado, a la especulación inmobiliaria y financiera. Ahora se está haciendo una limpieza en las ciudades, principalmente en la zona sur de Río, en las áreas más pobres. Pero no es una limpieza que se esté haciendo a nivel físico ni violento sino a nivel de mercado”, dice Edmundo. Pues “cuando se ocupan estas favelas, inmediatamente entra el servicio público y su regularización, es decir, hay que pagar impuestos para la compañía de agua, de energía, de televisión… y las personas más pobres tendrán que abandonar la Rocinha y emigrar a los suburbios o la periferia, donde ahora se están marchando los traficantes de droga”, dicen desde el Comité de Afectados por la Copa del Mundo y las Olimpiadas.
Un pequeño paso
El representante del departamento brasileño de Amnistía Internacional en Londres, Tim Cahill, ve en las Unidades de Policía Pacificadora un primer paso para erradicar la violencia en las favelas aunque, para Cahill, conseguirlo supone todavía un largo camino.
“Ha sido un proyecto con mucho impacto positivo, aparentemente, porque ha reducido crímenes y violencia en ciertas comunidades, pero hay preocupación por la falta de estudios del impacto sistemático”, dicen desde Amnistía. “Además, aunque es un avance, lo que hay que pensar es en hacer una reforma más profunda de la policía de Río de Janeiro, involucrada en criminalidad, corrupción y violaciones de los derechos humanos. No podemos pensar que un proyecto así de pequeño es una respuesta para los problemas que enfrentan todas las comunidades pobres de Río”, dice Cahill.
Integración en el Estado
Según el activista Marcelo Edmundo, en las favelas donde se ha instaurado las UPP, “el problema de la policía continúa, porque esa policía no fue hecha para proteger a los ciudadanos sino que fue creada para proteger a los ricos contra los pobres”. Por eso, para el Comité Popular de los Afectados por la Copa y las Olimpiadas, las Unidades de Policía Pacificadora no son la solución. Lo que necesitan las favelas de Río es más simple:
“Es fundamental que el Estado vea a la favela como parte de él y no entre en ellas con represión y violencia, sino con servicios como la urbanización de las comunidades, la construcción de viviendas decentes, servicios de salud y de educación. Que el Estado ponga realmente interés en mejorar la vida de la gente pobre, de los trabajadores”, dice Marcelo Edmundo. “Tristemente, creo que aún se tardará mucho en cambiar esta realidad.”
Escuche o descargue el informe:
Nenhum comentário:
Postar um comentário